El Feminismo Interseccional -tal y como lo acuñó la profesora de derecho estadounidense Kimberlé Crenshaw en 1989 (Intersectional Feminism: What It Means and Why It Matters Right Now, 2020)- nace de la necesidad de indagar en las raíces de la desigualdad, en las diferentes experiencias de discriminación y en cómo se superponen.
Una de las limitaciones más comunes en cómo nos enfocamos en los problemas sociales es ver las desigualdades como unilaterales y no interconectadas. Eso deja a muchos grupos oprimidos al margen del análisis, la defensa y de una posible legislación.
Tal es el caso del frente por la liberación de los derechos reproductivos, donde el estigma que actúa en contra de ciertos grupos se acentúa en detrimento de otros, de acuerdo con estándares morales sesgados. Este sesgo avala el prejuicio imperante sobre quién y cuándo se merece el derecho reproductivo del aborto y la planificacion familiar, entre otros.
En este artículo, presentamos el Feminismo Interseccional y su impacto en el frente por la liberación de los derechos reproductivos.
¿Qué es el Feminismo Interseccional y qué plantea?
La idea de que todas las desigualdades se crean de la misma manera -y están desconectadas entre sí- supone un obstáculo para entender los mecanismos de opresión. Esto ocurre no sólo en cuestiones reproductivas; la discriminación racial, de género, de sistemas de casta y de pobreza pueden superponerse y generar más grupos en peligro. Los cuales son invisibilizados.
En la aproximación a cualquiera de las luchas por la justicia, el Feminismo Interseccional se erige como un recurso vital para entender a estos grupos. En palabras de Crenshaw, es “un prisma para ver cómo varias formas de desigualdad a menudo operan juntas y se exacerban mutuamente” (Plett, 2011).
En este sentido, el objetivo del Feminismo Interseccional es entrecruzar los factores que pueden implicar una mayor discriminación dentro de la lucha específica y dar voz a dichos grupos.
El impacto de las diferentes condiciones en las que se encuentran las mujeres que necesitan tratamientos de aborto puede diversificar considerablemente el tipo de opresion que viven.
Es común encontrar opiniones que entienden los derechos reproductivos como una situación basada únicamente en el género. Ahí es donde entra el punto de vista interseccional para destacar la verdadera profundidad del problema. El movimiento por la justicia reproductiva busca retratar la opresión reproductiva como consecuencia y arma de otras expresiones opresivas. No como la causa y raíz en sí misma.
Vista General: Entendiendo el problema de los derechos reproductivos desde una perspectiva interseccional
Los primeros planteamientos de la interseccionalidad se hicieron antes de la acuñación del término a traves del levantamiento de un grupo de mujeres negras frente a la organización feminista general.
El llamado de estas mujeres fue a revisar la idea de la opresión de género como la peor y única discriminación que sufren las mujeres. Y visualizar los diferentes encuentros que tienen las mujeres blancas y negras con el sexismo.
La idea ha sido interiorizar que, a la vez que sufrimos varios tipos de discriminación, también podemos disfrutar de privilegios que pueden contribuir a la opresión de otros. Incluso sin quererlo.
Como hemos mencionado, cuando se trata del frente por la liberación de los derechos reproductivos, el enfoque interseccional se basa en ver esta cuestión no como un problema de raíz, sino como un resultado y una herramienta. Es un método para controlar y obstaculizar las oportunidades de las mujeres y su voz a la hora de elegir sobre sus cuerpos (ajustándose a los intereses del opresor).
El control de los derechos reproductivos sería utilizado por los agentes opresores para imperar sobre las mujeres y promover el dominio sistemático de los estereotipos patriarcales. Y aún
más, la privación de los derechos reproductivos también perpetúa otras condiciones marginales como el empobrecimiento y la falta de educación.
Un ejemplo categórico de cómo otros tipos de opresión se solapan en el problema de los derechos reproductivos es la discriminación racial y étnica. La supresión del voto, diseñada para privar de derechos a las personas de color en Estados Unidos, impide a las mujeres negras decidir sobre sus derechos reproductivos.
El resultado es el sectarismo establecido contra la gente de color y los impactos negativos que históricamente conlleva (incluyendo no sólo las desigualdades sociales, sino también los problemas de salud y genéticos).
La construcción sistémica de la estructura social en los Estados Unidos crea un ciclo de opresión. Y el Feminismo Interseccional plantea una opción para trabajar sobre los derechos reproductivos como puerta de entrada para visibilizar y trabajar las causas de fondo, como las mencionadas en el ejemplo.
¿Por qué el feminismo interseccional es un enfoque crítico en materia de derechos reproductivos?
Entender la problemática de los derechos reproductivos desde la Interseccionalidad permitió al movimiento determinar y analizar el verdadero alcance de la problemática en torno a la salud reproductiva.
Sólo a través de este enfoque fue posible englobar diferentes grupos sociales que sufren discriminación reproductiva, a la vez que enfrentan otros tipos de opresión. Y lo que es más importante, la perspectiva creada a través de este punto de vista dio origen al término moderno Justicia Reproductiva.
Según sus acuñadoras, doce mujeres negras del Colectivo del Río Combahee (1994), su propósito es reconocer el punto común de las experiencias de las mujeres. Así como generar un punto de partida para nuevos movimientos políticos que busquen el fin de la opresión femenina.
Dicho término -Justicia Reproductiva-, aún en fase de análisis y teorización, pretende dar voz a las diferentes capas de grupos oprimidos dentro del ámbito de los derechos reproductivos.
El hecho crítico aquí es que ha habido logros reales, como “Construir puentes entre las activistas y la academia para estimular miles de artículos académicos, generar nuevas organizaciones de mujeres de color e impulsar la reorganización de fundaciones filantrópicas.” (Taylor & Francis, 2018)
A partir de ahí, podemos ver que la interseccionalidad -en el marco de la liberación de los derechos reproductivos- está pegando fuerte en la opinión pública de nuevo.
No sólo las activistas y las mujeres comunes comprenden mejor su posición de privilegio y opresión. El peso en al profundidad de su analisis está ahora mejor enraizado en torno de los tentáculos sistémicos de la discriminación.
En ese sentido, cada grupo puede ahora tener una lucha que le represente realmente y evitar ejercer opresión involuntaria en otros grupos.
Mientras esta cuarta ola del feminismo está por materializarse, hay una intención más holística que se preocupa verdaderamente por incluir a las mujeres negras e indígenas, trans y discapacitadas como los grupos más vulnerables. Y por otro lado, las luchas de los grupos más privilegiados pueden aliarse con estos grupos, reconociendo su lugar, visibilizandolos y aún así, defendiendo sus propias causas.
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