La justicia reproductiva es un tema delicado que no está aislado del contexto social en el que se desarrolla. Por ejemplo, Kenia se incluye entre los países de ingresos medio-bajos, tiene 50 millones de habitantes y registra una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo. La mayoría de las mujeres mueren por complicaciones durante el embarazo y el parto. Por esta razón, la necesidad de consejeras dedicadas a la justicia reproductiva en el país es crucial para mí y para la sociedad en general. Nuestro objetivo, como consejeras, es garantizar que las personas reciban la atención y el apoyo que necesitan. En esta entrada de blog se explorará la vida típica de una consejera sobre justicia reproductiva en Kenia.
Conoce a Catherine, una consejera en justicia reproductiva que vive en Kenia. Ella es especialista en asuntos de género y le apasiona acompañar a las personas para que accedan a información sobre aborto seguro en cualquier etapa de su vida.
Mi jornada comienza temprano, a las 8 de la mañana, en mi oficina, donde tengo preparado mi portátil, mi celular, internet y mis auriculares para leer e intercambiar con las usuarias que necesitan apoyo. Empiezo revisando todos los correos electrónicos y clasificando a las usuarias en función de la urgencia de sus solicitudes. En un plazo de 24 horas respondo a todas las personas que me han sido asignadas. Cada usuaria tiene sus propios desafíos, que van desde el acceso a servicios de salud hasta la gestión de embarazos no deseados por agresiones sexuales o la superación de barreras culturales en torno a la salud sexual y reproductiva.
Durante el día, suelo acompañar a usuarias que enfrentan diversas situaciones en relación con su justicia reproductiva. Ofrezco a cada usuaria apoyo, orientación e información sobre sus opciones y los pasos para acceder a ellas, con el fin que la información les capacite a tomar la mejor decisión de manera informada sobre sus cuerpos y derechos.
En una de mis sesiones de consejería, me encontré con una menor que quería acceder a pastillas para abortar sin que sus padres lo supieran. Como ella era la primogénita, sus padres la podrían echar de la casa a causa de su embarazo. Ella no quería “avergonzar” a su familia, así que mantenía su embarazo en secreto. Pensé en ella y en muchas otras jóvenes en su situación que no pueden acceder a los servicios debido a las leyes restrictivas sobre aborto, al estigma de la familia o sociedad y a obstáculos para personas jóvenes o menores de edad. Las consejeras de safe2choose respetan el derecho de cada persona a tomar sus propias decisiones sobre su salud y su vida. Con este compromiso, hacemos todo lo posible por referir a todas las personas a organizaciones fiables y favorables al derecho a decidir cuando es necesario, y eso es lo que yo hice con esta jóven .
Mi trabajo no solo consiste en sesiones de consejería, también dedico tiempo a crear conciencia sobre la salud reproductiva de las mujeres y cómo combatir el estigma que afecta a las personas que necesitan servicios de salud y justicia reproductiva. Mis mejores prácticas provienen de la formación anual proporcionada por safe2choose sobre temas como la violencia de género, actualizaciones médicas y comunicación no violenta; técnicas que me ayudan a mejorar mis habilidades de consejería y a ser mejor profesional.
Al final del día, reflexiono sobre el impacto de mi trabajo. Sé que la labor que hago no es fácil, sobre todo porque trabajo en un país con leyes restrictivas en materia de justicia reproductiva. Vivo en un entorno en el que las tradiciones y cultura de mi comunidad favorecen las opiniones contrarias al derecho a decidir y las sesiones de consejería sobre salud reproductiva son tabú. Me siento fortalecida por la respuesta positiva que recibo de las mujeres a las que ayudo. Cada persona a la que acompaño durante el día me hace sentir que estamos un paso más cerca de alcanzar la justicia reproductiva en nuestra sociedad.
La vida típica de una consejera dedicada a la justicia reproductiva en Kenia está llena de retos, pero también de inmensas recompensas. Ofrecer consejería sobre opciones de aborto seguro y poner en contacto a las usuarias con proveedores de salud de confianza ayuda a llenar un vacío en el sistema de salud y a garantizar que las personas tengan acceso a una atención de calidad.