El Día de San Valentín es más que un día para el amor romántico. Es para celebrar todo tipo de amor, desde el amor propio hasta el amor en la amistad y familia. A medida que se acerca el Día de San Valentín, queremos enviar tres cartas de amor: una a nuestros cuerpos, otra a nuestros derechos reproductivos y la última a todas las personas valientes que vinieron antes que nosotras.
Carta de amor a nuestros cuerpos
A nuestros cuerpos,
Tú eres nuestro templo, nuestro santuario y nuestro hogar. Eres más que un número en la báscula o las imperfecciones que desafían los estándares de belleza. Pero más bien, nos permites vivir, respirar el aire fresco de la mañana mientras sentimos el sol calentando nuestra piel, tomar café y saborear la brisa cada mañana; perseguir nuestros sueños y forjarnos un lugar para nosotras en este mundo.
Compartimos el mismo espacio toda nuestra vida. Hay momentos en los que no somos amables contigo, tan atrapados por los estándares imposibles establecidos por la sociedad que te escondemos bajo ropa holgada y te ocultamos frente al espejo. Incluso entonces, todavía nos cobijas y nos mantienes a salvo.
Una y otra vez, vemos al mundo tratando de reclamarte, tratando de controlarte, diciéndonos lo que podemos o no podemos hacer contigo. Te dictan cómo debes verte, que las manchas, las arrugas y la maravillosa forma de ti están mal, simplemente porque no te pareces a los estándares imposibles que se han establecido. Dicen que perteneces a otra persona, que los extraños pueden tocarte sin nuestro consentimiento, incluso cuando te alejas del contacto físico. Ellos construyen regulaciones y reglas para dictar lo que sucede dentro de ti, de lo que crece o no crece dentro de ti. Todo sin ninguna consideración de lo que tú, de lo que tú y yo, queremos.
Sin embargo, nos das la fuerza para levantarnos y abogar por tu libertad de existir, para que nuestra libertad simplemente exista. A medida que envejecemos a la vez, con arrugas y cicatrices que marcan dónde hemos estado y lo que hemos hecho, continuaremos este viaje juntamente.
Tuya siempre.
Carta de amor para quienes vinieron antes que nosotras
Para aquellas personas que vinieron antes que nosotras,
Hay innumerables maneras en que podemos describir nuestra gratitud por haber allanado el camino para que obtengamos los derechos y la libertad que tenemos hoy, pero ninguna de ellas transmitiría la importancia de lo que han hecho. Nacieron en una época en la que la presión social exigía que fueran complacientes y sumisas, pero se atrevieron a soñar con un mundo mejor.
Y así lucharon por ello.
Ustedes difundieron la palabra a otras personas que conocían, se reunieron y hablaron de temas prohibidos y se unieron. Para ustedes. Para nosotras. Su compromiso decidido y pasión inspiraron y encendieron chispas en todo el mundo y el fuego ha perdurado durante las generaciones venideras. Ustedes ayudaron a dar forma al mundo para que fuera más justo y equitativo.
A través de sus esfuerzos, nos hemos ganado el derecho de decir que nuestro cuerpo es nuestro, que la única persona que decide qué hacer con él somos nosotras y nadie más. Gracias a ustedes, las personas tienen acceso a la información y la atención médica que necesitan para tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos y su salud.
Han salvado incontables vidas.
En un mundo donde los derechos reproductivos siguen siendo un acalorado debate, su valentía y determinación sirven como recordatorio de que nunca debemos rendirnos. Estamos con ustedes en solidaridad y continuaremos su legado para asegurar que cada persona tenga autonomía corporal.
Su incansable trabajo siempre será recordado y honrado.
Con admiración y gratitud.